A mediados del siglo XIX, cuando cesaron un poco las revoluciones del país, como la Guerra Federal, la Revolución de Azul o la Guerra del 92, aprovechaban los comerciantes de la época para trasladarse por los difíciles caminos que venían ó Iván, desde los llanos orientales ó centrales a vender sus mercancías y a comercializar el ganado, siendo el único medio de transporte los burros, bueyes y mulas que conformaban los arreos, y por supuesto el caballo, animal importante y primordial del llanero parra arrear las madrinas de ganado que serían vendidas a las tropas del gobierno y exponiéndose al peligro de los asaltadores de caminos, los cuales asesinaban para robar el ganado y así satisfacer el hambre de sus tropas de forajidos, diezmados por la guerra.
Uno de estos tantos comerciantes, fue JOSÉ ANTONIO OQUENDO, al que apodaban “QUIRPA”, llanero de a caballo, buen ganadero de soga en mano y a píe, cantador recio de la sabana, buen coplero, buen contrapunteador, su voz era reconocida en cada uno de los pueblos y rincones mas apartados de la inmensidad del llano. Con certeza no se sabe su lugar de origen, algunos decían que era de Apurito, Palmarito ó Guasdualito, lo cierto es que era hijo de la inmensa tierra llanera.
Siempre le acompañaba su amigo y compañero de faena y parranda, “EL Guitarrero”,y junto a ellos no faltaba la mula, la cual llevaba sobre su lomo, “la camoruca” ó arpa llanera, instrumento musical, el cual “QUIRPA”, ejecutaba magistralmente, convirtiéndose en el coplero que se auto-acompañaba, con su grito de guerra: “...llego “QUIRPA”, el arpista y buen coplero. Vamos a ver quien responde, acompáñame guitarrero” . y así se prendía la fiesta, donde se divertía la gente en tarantines y pulperías, entre palos de aguardiente y el relancino contrapunteo.
En uno de estos viajes, José Antonio Oquendo, “QUIRPA”, venía hacia Caracas, con una madrina de ganado llegando a San Sebastián, le comento a su “GUITARRERO”: “...mire compa ya vamos llegando a San Sebastián, dejamos allí los peones que cuiden el ganaó y usted y yo nos ajilamos un poquito más arriba, y nos llegamos a Güiripa pueblo fresco y de mujeres bonitas, yo tengo muy “guenas” relaciones con esa gente, y vamos a parrandeá tó la noche, y “jembra” que se me alebreste, me la llevo en los cachos...”
Fue así como ”EL Guitarrero” preparo la mula con el arpa, en un saco metió unas garrafas de ron, su “porsiacaso” con queso, casabe y papelón, limpió y afino su guitarra (cuatro) y emprendieron el viaje hacia Güiripa.
Ya “QUIRPA”, era conocido ampliamente en el pueblo, su fama había llegado hasta Güiripa, y en una sola voz se oían a los lugareños: “...epa cuñaó a pararse que llego Quirpa..” Es así como uno a uno, los moradores se fueron preparando para el gran parrando, llegaron hasta las orillas del río, donde se prendió la gran fogata, y las treinta y dos cuerdas del arpa, ejecutadas por “Quirpa” y acompañado por el guitarrero; arrancaron con una “guacharaca”, la cual puso en calor a hombres y mujeres que al compás del zapateo, comenzaban la gran fiesta.
A medida que las horas pasaban, el parrando tomaba más color, y bajo los efectos del alcohol, “Quirpa” y “El Guitarrero” no dejaban de tocar, lanzando coplas tras coplas en recios contrapunteos, entre “Quirpa” y los cantadores de la zona, los cuales uno a uno caían vencidos por los versos “mata copleros” que con destreza “Quirpa” les refutaba. Bajo el fragor del baile, cuentan, que “Quirpa” puso los ojos en una morena despampanante que también le correspondía, haciéndole “ojitos”.
Uno de estos tantos comerciantes, fue JOSÉ ANTONIO OQUENDO, al que apodaban “QUIRPA”, llanero de a caballo, buen ganadero de soga en mano y a píe, cantador recio de la sabana, buen coplero, buen contrapunteador, su voz era reconocida en cada uno de los pueblos y rincones mas apartados de la inmensidad del llano. Con certeza no se sabe su lugar de origen, algunos decían que era de Apurito, Palmarito ó Guasdualito, lo cierto es que era hijo de la inmensa tierra llanera.
Siempre le acompañaba su amigo y compañero de faena y parranda, “EL Guitarrero”,y junto a ellos no faltaba la mula, la cual llevaba sobre su lomo, “la camoruca” ó arpa llanera, instrumento musical, el cual “QUIRPA”, ejecutaba magistralmente, convirtiéndose en el coplero que se auto-acompañaba, con su grito de guerra: “...llego “QUIRPA”, el arpista y buen coplero. Vamos a ver quien responde, acompáñame guitarrero” . y así se prendía la fiesta, donde se divertía la gente en tarantines y pulperías, entre palos de aguardiente y el relancino contrapunteo.
En uno de estos viajes, José Antonio Oquendo, “QUIRPA”, venía hacia Caracas, con una madrina de ganado llegando a San Sebastián, le comento a su “GUITARRERO”: “...mire compa ya vamos llegando a San Sebastián, dejamos allí los peones que cuiden el ganaó y usted y yo nos ajilamos un poquito más arriba, y nos llegamos a Güiripa pueblo fresco y de mujeres bonitas, yo tengo muy “guenas” relaciones con esa gente, y vamos a parrandeá tó la noche, y “jembra” que se me alebreste, me la llevo en los cachos...”
Fue así como ”EL Guitarrero” preparo la mula con el arpa, en un saco metió unas garrafas de ron, su “porsiacaso” con queso, casabe y papelón, limpió y afino su guitarra (cuatro) y emprendieron el viaje hacia Güiripa.
Ya “QUIRPA”, era conocido ampliamente en el pueblo, su fama había llegado hasta Güiripa, y en una sola voz se oían a los lugareños: “...epa cuñaó a pararse que llego Quirpa..” Es así como uno a uno, los moradores se fueron preparando para el gran parrando, llegaron hasta las orillas del río, donde se prendió la gran fogata, y las treinta y dos cuerdas del arpa, ejecutadas por “Quirpa” y acompañado por el guitarrero; arrancaron con una “guacharaca”, la cual puso en calor a hombres y mujeres que al compás del zapateo, comenzaban la gran fiesta.
A medida que las horas pasaban, el parrando tomaba más color, y bajo los efectos del alcohol, “Quirpa” y “El Guitarrero” no dejaban de tocar, lanzando coplas tras coplas en recios contrapunteos, entre “Quirpa” y los cantadores de la zona, los cuales uno a uno caían vencidos por los versos “mata copleros” que con destreza “Quirpa” les refutaba. Bajo el fragor del baile, cuentan, que “Quirpa” puso los ojos en una morena despampanante que también le correspondía, haciéndole “ojitos”.
“Quirpa” inspirado por la belleza de esta mujer, se olvido de sus contrarios, y comenzó a galantear con sus versos a la fémina, destacando todos los atributos que a ella adornaban; pero, como siempre hay un “pero”, la mujer tenía “dueño”, y su “dueño” también era coplero, y así salió retando a “Quirpa” improvisándole versos fuertes u ofensivos, los cuales a “Quirpa” no le hicieron mella y le replicaba en forma tan relancina, ridiculizándolo, viéndose ya perdido y muerto de rabia por los celos y la impotencia por no lograr su objetivo contra “Quirpa"
El marido celoso, dicen, lanzo este verso: “... si has llegado a estos lares, viniendo desde tan lejos, ya se te acabo el carburo, tu eres un pobre pendejo y que se sepa en Caracas también en el mundo entero que aquí en Güiripa señores, no quieren a los llaneros..”, he inmediatamente dando un salto felino, puñal en mano, de un solo tajo corto las 32 cuerdas del arpa que con maestría tocaba “Quirpa”, y es así como se prende el berenjenal, “Quirpa” como buen llanero, se enfrento a puño limpio contra quien ozó dañar su arpa, en medio de la trifulca “Quirpa” recibe certera puñalada, que le quita la vida en el acto. El Guitarrero en defensa de su patrón y compañero de parranda sale en su defensa, pero también es herido, dicen, recibió hasta dieciséis puñaladas, salvando la vida de puro milagro.
Cuentan, que después de la escaramuza, todo quedó en silencio, y en medio de la semioscuridad, solo se destacaban dos cuerpos tendidos sobre la tierra, el de “QUIRPA” y “EL GUITARRERO”, y la sangre que fluía de las heridas, llegaba hasta el río, tiñendo las aguas de rojo, los cuales serpenteaban corriente abajo, siguiendo su propio cause.
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La historia del legendario Quirpa ha sido motivo de inspiración infinita de cantantes y compositores, y el ritmo además se ha inmortalizado en grabaciones cantadas y en piezas instrumentales, de las cuales les dejamos una muestra para que puedan distinguir el estilo de cada conjunto que interpreta, poniendo el énfasis en cada arpista que acompaña este joropo recio.
Cuentan, que después de la escaramuza, todo quedó en silencio, y en medio de la semioscuridad, solo se destacaban dos cuerpos tendidos sobre la tierra, el de “QUIRPA” y “EL GUITARRERO”, y la sangre que fluía de las heridas, llegaba hasta el río, tiñendo las aguas de rojo, los cuales serpenteaban corriente abajo, siguiendo su propio cause.
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La historia del legendario Quirpa ha sido motivo de inspiración infinita de cantantes y compositores, y el ritmo además se ha inmortalizado en grabaciones cantadas y en piezas instrumentales, de las cuales les dejamos una muestra para que puedan distinguir el estilo de cada conjunto que interpreta, poniendo el énfasis en cada arpista que acompaña este joropo recio.